En el valle de la tristeza
está el adiós que me sonríe
aunque siempre de mí se ríe
la congoja en mi soledad.
Hoy la agonía y la crudeza
ya me dominan sin piedad.
La luz de mi vida se apaga
en las sendas de mi destino
sólo penumbras me imagino
perdido en este frío mundo.
Mi alma solitaria se embriaga
y en la mar de penas me inundo.
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